Ecuador y México son dos naciones que comparten una historia común al ser ambas una vez parte del Imperio Español. En 1819, Ecuador formó parte de la Gran Colombia. Después de su ruptura, México reconoció y estableció relaciones diplomáticas con Ecuador en junio de 1830. En 1837, México abrió un consulado en Guayaquil, que posteriormente se convirtió en su primera misión diplomática en América del Sur.